Hace menos de un año, traía a este blog el poblado de La Torerera. Justo debajo de la colina en la que éste se encuentra, subsisten los restos de esta mina de pirita. Poco queda de sus instalaciones, de la fábrica de nitrito, ácido sulfúrico y explosivos y de los edificios de oficinas y logística.
Al igual que el pueblo, este sitio quedó abandonado en el año 1960, cuando terminaron los trabajos de extracción. Todavía pueden verse entre la maleza las ruinas de algunas construcciones: el túnel de carga, la chimenea, los pilares de mampostería y los ingenios metálicos del cable aéreo que se encargaba de transportar el mineral hasta la estación de Los Milanos, a 2,8 kilómetros de este lugar.
Como nota curiosa, cabe decir que hasta hace poco podían verse en El Portil las vagonetas de mineral, recicladas como contenedores de basura.
Asimismo, hay que señalar que La Torerera es un lugar muy visitado de noche por los amantes de lo sobrenatural y la parapsicología, los cuales afirman haber visto figuras humanas vagando entre las ruinas y haber escuchado los ruidos propios del trabajo de los mineros.
lunes, 14 de octubre de 2013
sábado, 12 de octubre de 2013
POBLADO QUEIPO DE LLANO
Poca gente recuerda este poblado de colonización surgido en las marismas arroceras sevillanas. Aunque los primeros asentamientos datan de los años de la guerra civil, las calles y viviendas que aún subsisten son de mediados del pasado siglo.
Está a un tiro de piedra del río Guadalquivir y junto a uno de los canales más grandes que atraviesan la zona.
Según conversaciones con algunos antiguos vecinos, quedó deshabitado hace unos quince años y, por la amplitud de su caserío, podemos creer que contó con medio millar de habitantes. Aún quedan en pie varias calles, una pequeña capilla, la casa de los capataces con un pequeño parking cubierto, algunos almacenes y cuadras, varias pajareras y lo que parece ser un antiguo generador de electricidad.
Está a un tiro de piedra del río Guadalquivir y junto a uno de los canales más grandes que atraviesan la zona.
Según conversaciones con algunos antiguos vecinos, quedó deshabitado hace unos quince años y, por la amplitud de su caserío, podemos creer que contó con medio millar de habitantes. Aún quedan en pie varias calles, una pequeña capilla, la casa de los capataces con un pequeño parking cubierto, algunos almacenes y cuadras, varias pajareras y lo que parece ser un antiguo generador de electricidad.
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martes, 8 de octubre de 2013
BARCO DEL ARROZ
Teníamos
ganas de visitar los restos del barco del arroz, un mercante que
naufragó en la desembocadura del Guadalquivir, frente a las costas
de Chipiona y Sanlúcar de Barrameda en febrero de 1994, pero los
condicionantes de climatología, vientos y mareas nos han hecho
demorarlo más de lo que hubiéramos querido.
A
pesar de que en línea recta no hay más de cuatro kilómetros desde
la orilla, es necesario navegar algo más de seis para evitar los
peligrosos bajos rocosos, el oleaje y las rompientes que se forman en
sus cercanías.
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EL TORBISCAL
Existe en la red un reportaje de este lugar, aparecido en el NODO en 1946, en el que se deduce que esa fue su fecha de fundación.
Los más de doscientos vecinos de El Torbiscal disfrutaron de escuela, iglesia, centro médico, tienda de comestibles, casino, garaje comunal, cine-teatro y piscina. Su gestión, dirigida por un economista, y su plan de trabajo, diseñado por ingenieros agrícolas, hicieron de este pueblo un lugar cuyo progreso asombró a propios y extraños.
Los más de doscientos vecinos de El Torbiscal disfrutaron de escuela, iglesia, centro médico, tienda de comestibles, casino, garaje comunal, cine-teatro y piscina. Su gestión, dirigida por un economista, y su plan de trabajo, diseñado por ingenieros agrícolas, hicieron de este pueblo un lugar cuyo progreso asombró a propios y extraños.
El Torbiscal fue
el núcleo de la finca del mismo nombre, donde se pusieron en
práctica novedosas técnicas de riego y algunas plantaciones con
cultivos experimentales. En los años setenta y ochenta, momento de
su apogeo, llegó a contar con casi quinientos empleados.
Al
parecer, el abandono del pueblo tuvo su origen en el cambio de
dirección de la empresa. Sus últimos habitantes se marcharon de
aquí hace apenas dos años.
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