miércoles, 18 de abril de 2018

PABELLÓN DE LOS HEXÁGONOS

He aquí otra gran asignatura pendiente que tenía desde hacía bastante tiempo. Por fin este pasado fin de semana, en compañía de mi amigo Faustino Calderón, he tenido la ocasión de venir hasta aquí.


Se trata de un magnífico edificio diseñado por los arquitectos Ramón Vázquez Molezún y José Antonio Corrales Gutiérrez para la Exposición Universal de Bruselas del año 1958.



Aunque pueda parecer mentira, el edificio causó sensación en dicho evento y se alzó con el primer premio, por delante de los pabellones diseñados por Stone (EEUU), Van den Broeck (Holanda), El Hanani (Israel) o Mayekawa (Japón).





Acabada la Exposición Universal, fue desmontado en su lugar de origen y vuelto a montar en Madrid durante el año de mi nacimiento, 1959, donde se cae a pedazos desde entonces.



A ninguna institución parece importar mucho el futuro de esta parte importante de la historia reciente de nuestra arquitectura, mucho más valorada fuera de nuestras fronteras que aquí. 







Probablemente la ruina del Pabellón de los Hexágonos es hoy día una realidad molesta para los políticos, mandamases y parlanchines del país, demasiado ocupados en gestionar sus propias miserias y anhelos.


2 comentarios:

  1. "Probablemente la ruina del Pabellón de los Hexágonos es hoy día una realidad molesta para los políticos, mandamases y parlanchines del país, demasiado ocupados en gestionar sus propias miserias y anhelos."
    Suscribo esa frase totalmente, una reflexión aplicable a la mayoría del patrimonio arquitectónico histórico y cualquier otra cuestión que no proporcione dinero o prebendas a los políticos y sus adláteres estómagos agradecidos.
    Gracias por compartir esas imágenes, interesantísimas incluso en la triste decadencia.
    Saludos desde otra ruina.
    "Luis Ortiz de Sandoval".

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    1. Así es, amigo. No es fácil comprender cómo puede haber tanta ineptitud y tanta dejadez en la clase dirigente. A diario asistimos al circo tragicómico de políticos, demasiado ocupados en ocultar sus corruptelas y sus inoperancias, como para ocuparse de un patrimonio del que probablemente no conocen su existencia.
      El drama cultural del país es alarmante.
      Un abrazo.

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